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domingo, 8 de noviembre de 2015

Gestión empresarial



     Hoy en día cuando alguien decide abrir un negocio o crear una empresa nos encontramos con jóvenes emprendedores que suelen haber estudiado carreras como económicas, empresariales, realizado algún módulo relacionado con el tema o a veces son personas que han tenido la fortuna de trabajar en empresas familiares, con lo que podemos decir que echaron los dientes dentro del mundo de los negocios.

     Algunas veces estas nuevas empresas que surgen lo hacen de la mano de dos socios, los cuales asumen las responsabilidades compartidas o se reparten responsabilidades para desarrollar las funciones según su cualificación.

     También cuando accedemos a un puesto de responsabilidad, una licencia de armas o incluso para ser dueños de un perro de los catalogados peligrosos, nos hacen test psicotécnicos o psicológicos para evaluar nuestras capacidades.

     Y todo esto nos parece de lo mas normal y lo más lógico para iniciar un proyecto empresarial, junto con estudios de viabilidad y mercado y cuando empieza la nueva aventura esperamos estar bien preparados. Puede ser el gran proyecto de nuestra vida y hay que iniciarlo con unos buenos cimientos y una buena formación, hacer lo contrario supondría que muchas personas dijeran que estamos locos, que nuestro proyecto empresarial está abocado al fracaso y que no van a dar un duro por nosotros. Y seguro, seguro, que si pertenecemos a una familia de empresarios de éxito, nos llevaríamos algún aviso por su parte y tratarían de convencernos de desechar la idea hasta no tener todo bien clarito.

     Un día conocemos a alguien que consideramos después de un tiempo razonable que va a ser la persona con la que queremos compartir nuestra vida y fundar un gran proyecto que es una familia, un proyecto que queremos que nos dure toda la vida. Nadie se casa pensando que su proyecto va a terminar en meses o unos pocos años después.

     Y ahora viene la gran pregunta ¿nos preparamos para este gran proyecto?, pues la verdad que NO, en mayúsculas y negrita. Nos preocupamos de donde vivir, como rellenar nuestra casa para hacerla acogedora, preparamos el banquete, las invitaciones, el viaje, los detallitos, la ceremonia y luego ¿qué?.

 Luego "rien de rien", nada de nada, a la aventura suicida. El París-Dakar está mas organizado y planificado que nuestra vida matrimonial.

     No existen cursos formativos para gestionar este tipo de empresa, existen unos cursillos prematrimoniales, que nosotros hicimos, pero que con cariño, no valen para nada, son un mero adoctrinamiento en los que la Iglesia católica se lava las manos a nivel conciencia, pero que son de una manifiesta inutilidad. En cinco o seis sesiones se pretende sentar las bases de toda una vida.

     Después de 20 años de convivencia, y usando a lo largo del tiempo la lógica, el ensayo (error-acierto) y viendo lo que nos rodea he llegado a la conclusión de que es normal que existan tantos divorcio. Asumimos una empresa que nos viene grande y no nos preparamos, no tenemos interés en hacerlo pues nos basamos en una idea ñoña del amor, al que se sobreestima mucho en este caso y que pensamos que esa mínima base va a sustentar nuestra vida en pareja de por vida. Y en cuanto entran las dificultades y los desajustes por la puerta, el amor salta por la ventana. O sencillamente comienza la producción de la empresa, nacen los hijos, que suponen una cuña entre la pareja nada malo, pues es lógico, pero que hay que tener en cuenta.

     Podéis pensar que banalizo a la familia con una empresa ya que la familia está fundamentada en cariño, amor (palabras ñoñas y vacías si no tienen mas fundamento), pero os digo que muchas empresas están fundadas en ese mismo amor y cariño y con unas bases más solidas.

     Me acuerdo una vez que una amiga dijo  "si, ya llevamos tres meses y tenemos asentado nuestro matrimonio", mi marido y yo nos miramos y con un leve movimiento de ceja nos entendimos, "no les queaba na", como diriamos en Cádiz. Nosotros ya llevábamos años casados y un niño en el mundo, nos quedaba mucho camino que no sabíamos pero intuíamos.

     No se como se podría plantear el tema de las familias, porque desde luego que sea obligatorio es para nada y sobre todo en España, pero lo que está claro que con la nula formación que tenemos en el tema familiar cada día estamos mas abocados a que tengamos fracasos matrimoniales e hijos con pésima educación, porque lo uno lleva a lo otro.

     Desde luego la experiencia que muchas parejas que después de los años y las dificultades mantienen su compromiso de mantener su vida en común seria un buen puntal para aquellas que empiezan o para aquellos que comienzan a tener dificultades por la convivencia o tienen dudas sobre el buen funcionamiento del matrimonio e incluso para aquellos que llevan años y entran en una monotonía, que si bien en si no es mala, pues el reposo del guerrero pero que un empuje con nuevos proyectos o alicientes viene bien, porque sino el tiempo pasa y al final convivimos con un desconocido y se supone que te has casado con tu mejor amigo, no con tu enemigo.

     Mi marido como es prudente dice que tampoco somos los mas indicados para hablar, y la verdad que pienso que si, que los que llevamos ya un bagaje y una experiencia y hemos salido de varias cosas podemos ayudar bastante bien, pero no dando consejos, porque luego cada uno que haga de su capa un sayo, pero si escuchando a aquellos matrimonios que se encuentran en dificultades y no saben por donde pueden avanzar. Un oído a tiempo siempre puede ser bienvenido y hablar de estos temas aclaran muchas veces las ideas.

     Usemos el sentido común, que es el menos común de los sentidos y busquemos ayuda, porque igual que hay asesores de empresas, hay asesores matrimoniales, igual que hacemos cursos de reciclado para nuestro trabajo, hagamos lo mismo para nuestro matrimonio. Creo que es una buena inversión.

Shavua Tov, buena semana.

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