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sábado, 17 de octubre de 2015

Jugando fuerte

 






     Hoy me apetece contaros una historia muy personal. No por ponerme medallas, que esas nunca me han gustado, aunque una palmadita en la espalda siempre viene bien.

     Tengo algo de vocación de Ángel de la Guarda y nunca me han gustado las injusticias ni las malas mañas de las personas. Por eso siempre que veo una causa justa me hierve la sangre y si está de mi mano ayudar suelo meterme hasta el fondo. Y hay veces que me la juego a una carta, porque además también quien me conoce sabe que me gusta el juego, aunque por ese gusto que reconozco que me podría llevar a ser ludópata no ejerzo, me conozco bien. Pero para mi la vida es un juego, que hay que jugar con las cartas que te den, hacerlo con cabeza, procurando hacerlo bien con lo que te ha dado la vida y jamás hacer trampas. Y sobre todo evitar a los jugadores tramposos y si los conoces nunca juntarte con ellos en la mesa porque son sabandijas que se aprovechan de la jugada para su propio provecho. Hay muchos tahures en la vida, que con sus modales elegantes y gran educación te envuelven y engañan llevándote a su terreno.

     Tengo un amigo que es alcohólico , algo que se cataloga como enfermedad, pero seamos serios y sabiendo que mucha gente no piensa como yo, para mi una enfermedad es esa que sin comerlo ni beberlo te la encuentras a la vuelta de la esquina, y el alcoholismo es algo en lo que te vas introduciendo tú como un acto social, casi bien visto, alternas con amigos y si no tienes capacidad de control te ves envuelto en una situación en la que vas cayendo en un pozo profundo lleno de mierda del que cada vez es mas difícil salir y que afecta no solo al que lo sufre sino a todos los que están a su alrededor.

     A este amigo siempre le ha gustado mucho las relaciones sociales y todo va bien cuando tienes amigos sanos y que te saben cuidar, esos amigos de toda la vida que cuando te ven mal te dicen "para, que te llevo a casa", pero siempre está el típico tahúr que te va a empujar con la típica excusa de "que va a pasar" o "no se va a enterar nadie".

     Las primeras veces se disculpa, porque los amigos somos tolerantes y respetuosos pero llega un momento en que se cruza una linea en la que el retorno suele ser difícil. Y además con la complicación de que el alcohólico no reconoce su problema, suele quitarle importancia o echarle la culpa a los "otros", suelen estar insatisfecho de su vida aunque lo tenga todo y poco a poco va minando la vida de los que tiene a su alrededor.

     Este amigo reconoce que lo que hace no esta bien, que no deja de ser un punto a su favor, pero siempre es muy difícil abandonar un entorno que aunque sea dañino divierte, anima e incluso da el morbo del riesgo, la adrenalina de lo prohibido, el gusto de cruzar esa raya, con el pensamiento de que se puede controlar porque se piensa que tienes esa capacidad. Y siempre están ahí esos tahures de la vida esperando ese momento del lado de la raya porque el amigo puede tener un bajón o estar eufórico, porque olvida que los amigos son esos que pese a tener mucha confianza nunca traspasan la frontera de la dignidad.

     Suelen ser tahures manipuladores que les da igual jugar con la vida,  la dignidad y con el cariño, porque carecen de empatía, no les importa mas que su propia satisfacción personal, usando a la otra persona y utilizan la típica táctica del "porque yo", siempre son los que mas sufren y peor están y que se justifican en sus acciones con que la compañía de mi amigo va a solucionar sus problemas, porque bebiendo juntos todo va a ir mejor, y así al final será como la película de "Días de vino y rosas" pero las rosas con muchas espinas.

     Siempre alguien se podrá decirme ¿por qué no se encarga su familia del problema?, y es que normalmente las familias no están siempre, por la involucración sentimental, cualificada para llevar estos temas, la esposa puede tener poca paciencia y ante una recaída grave directamente decirle, "no vuelvas mas",  los hijos crecen y las cosas no se pueden ocultar. Pero yo que soy sobre todo AMIGA con mayúsculas, si me veo cualificada, tengo mucha paciencia y si veo de verdad propósito de enmienda y pasos para no volver a recaer, mi mano siempre estará tendida.

     Pero ante todo tiene que dejar de oír los cantos de sirena, no dejarse deslumbrar por esas fotos de fiestas privadas que tientan al santo Job, donde el principal problema de mi amigo se lo van a poner en bandeja y en esa fiesta no habrá nadie que te diga "vete a casa" y al día siguiente con la resaca del alcohol y la conciencia mordiéndole las entrañas, ¿podría mirar a sus amigos a la cara, a su familia? Pienso que no, pero antes de que se despeñe y sea irremediable tu amiga de años está ahí.

     También es cierto que el tahúr se puede poner digno y alegar que jamás fue esa su intención, pero siento decir que cuando una persona como yo quiere a un amigo hace mejores investigaciones que el FBI, y no se para en barras, con lo cual he visto fotos y conversaciones hablando de fiestas y alcohol que no me deja dudas de la intención. Y a los tahúres se les descubren las cartas, y tiene suerte, en el Oeste no imperaba la educación de ahora, se los ahorcaba sin compasión.

     Espero que la labor que he realizado con mi amigo dé sus frutos y su arrepentimiento sea de verdad, como los amigos que tiene y que le protegen y que nunca tengamos que recoger su alma de una cuneta porque si se baja a los infiernos no todo el mundo tiene escalera para salir. Ahora se le ha podido parar en la puerta, espero que sus pasos se encaminen por otros derroteros.

Gracias por escucharme amigo.