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viernes, 3 de julio de 2015

Árbitros de la elegancia


              


                Una de las cosas que siempre he dicho es “que el hábito no hace al monje” que puede ayudar por supuesto, pero que se llegue al punto de solo quedarnos en el hábito del monje nos lleva  a una simpleza de criterios que posiblemente ni mi hijo con 11 años se le haya pasado por la cabeza, claro, que también puede ser por cuestión de educación y que lo primero que les hemos enseñado a nuestros dos hijos es no dejarse llevar nunca ni por la primera impresión ni por ese famoso  “hábito” del que estamos hablando.

                Precisamente este fin de semana en una prolongación de las charlas que hemos tenido  durante el fin de semana pasado, he comentado a un amigo que si me dejara llevar por el “hábito” que porto habitualmente de persona que muchos llamarían “pija, de derechas, católica y con estudios” no debería de sentarme y compartir mesa y mantel con personas cuyo “hábito” seria de “obreros, de izquierda, ateos o agnósticos, y con formación”, pero precisamente lo que me distingue a mí del resto de la gente a la que aparentemente represento es eso, FORMACIÓN. En cuanto trato con una persona y su discurso, postura, o “hábito” es acorde con su actuación para mi perfecto, e incluso una persona que tiene que llevar un “hábito” de lunes a viernes, por motivos laborales y cuando llega su fin de semana opta por algo más cómodo pues mejor que mejor, hay que quitarse la “faja” que nos aprieta durante la semana y descansar el fin de semana, dejando que alguna “lorza” salga a disfrutar del veraneo.

               En estos días nos encontramos con críticos de las nuevas formaciones políticas y de algunos de sus miembros más destacados porque son los que se están prodigando cara al público, que critican sus formas de vestir por ser demasiado informales, mezclando “las churras con las merinas” y pensando muchos que “que tiene que ver el culo con las témporas” y automáticamente tiré de hemeroteca mental y pensé, a ver, ¿lo que más le preocupa a algunas personas a las que se les supone formación, prudencia y caridad cristiana de la que tanto hablan,  es el atuendo de los nuevos políticos o personas que los rodean y apoyan? No se, pero a  mí me preocuparía mas el tema de su gestión política y para eso hay que darles los 100 días de cortesía como a cualquier otro político se le ha dado, que preocuparnos por la ropa que llevan y  bueno, yo tengo muchos amigos que usan pantalones vaqueros, camisas por fuera, zapato deportivo e incluso cometen la herejía de usar tela de aguayo para pantalones o telas de algodón indio (es que colaborar luego en campamentos en verano y hacer ludotecas o actividades con niños, la corbata se puede liar y ahogar) y  que cuando se tienen que poner un traje de chaqueta y corbata se lo ponen, aunque no creo que eso sea fundamental para ser un buen profesional y puedo prometer y prometo que se duchan, y huelen a rosas, y es mas cuando trabajan en la calle como yo de comercial, y no tenemos la “fortuna” de trabajar sentados cómodamente en la oficina con aire acondicionado leyendo la prensa en los ratos de ocio, si encontramos una fuente publica no nos cortamos en mojarnos la nuca y el pelo para no morir deshidratados o por un golpe de calor, aunque eso suponga que los críticos-criticones de las buenas costumbres y buenos modos puedan sufrir un sincope, es verdad no creo, están a 18 grados con chaquetas y corbatas en sus cómodas oficinas.

               Creo que este año el premio Cervantes 2015 (Juan Goytisolo) no seria del agrado de estos críticos-criticones, ya que no iba con chaqué, si no con una chaqueta y un pantalón que no iban a juego y una corbata que es la que tiene desde hace años, porque claro, si criticamos como criticones a unos que no saben de formas y van con vaqueros y deportivas, también criticamos como usuarios de un patio de vecinos al premio Cervantes que no estuvo a la altura en su atuendo ¿o no?

                Y digo yo, ¿Qué parte del atuendo es importante para la política? Porque entre los casos: Gürtel (PP), Bankia (PP), AVE (PSOE), Fabra (PP), Filesa (PSOE) y Noos, por no hacer la lista interminable, vemos muchas chaqueta y corbata, ducha, spa, misa de domingo para algunos, salidas procesionales en el Corpus, y modelitos de Lorenzo Caprile. Por lo tanto sin acritud, teniendo estos modelos de gestión de alto standing y baja estofa que su “habito” es de Armani como mínimo me andaría yo con mucho cuidado de ir clasificando a las personas solo por su forma de vestir e insinuar que poco menos que no se duchan y que el ecologismo es de cuatro colgados, cuando vamos presumiendo de la naturaleza como “obra de Dios”. O somos coherentes para todas las reflexiones o nos dedicamos a los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola a ver si la humildad y caridad que predicamos nos la aplicamos en el día a día. Que si esto es lo que comentan algunas personas de forma pública no quiero ni pensar que trajes de limpio pondrán en privado.

                Y encima para rizar el rizo va el Papa Francisco y escribe una encíclica ecologista  “Laudato Si”, pero no pasa nada seguro que si se lucha contra la desforestación, los vertidos radiactivos, o la matanza de especies protegidas lo haremos con chaqueta y corbata, bien duchados y perfumados y un buen corte de pelo, nada de “greñas”, estamos entonces dentro del grupo de los “guays” aceptados por los “árbitros de la elegancia y buenas costumbres”

SHBBAT SHALOM

          

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