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viernes, 29 de septiembre de 2017

La Galeona de la sierra gaditana



     Ya van para siete años que disfrutamos los fines de semana de un espacio de relax en Villaluenga del Rosario. Un tiempo en el que pese a mi curiosidad natural me he dejado llevar por ese ritmo sin ritmo, esa cadencia de organización desorganizada. 
      
    Este fin de semana volvemos al redil después de un cambio de aires, intercambio de ideas y repaso de nuestros orígenes con esos amigos que si bien no lo son de toda la vida (ya van para 14 años), es como si lo fueran.

       En cuestión de horas volveremos a disfrutar de unos momentos de ocio, de feria de aires otoñales con la Patrona de Villaluenga de nuevo en sus calles y su ambiente de rellenar todos los huecos de diversión. Este año he disfrutado mucho del pregón de Ana Moscoso y cuando esté por las calles este fin de semana la recordaré de nuevo, sus vivencias y sus experiencias en este pequeño pueblo gaditano, y ese recordar su pregón me ha dado el hilo del carrete que necesitaba para escribir lo que hace tiempo tengo en mente hilvanar.

       El pueblo de Villaluenga fue el último en el que recalé después de una amplia singladura por pueblos de la sierra gaditana, de la sierra norte de Sevilla e incluso mi acercamiento a Ronda, y lo mas gracioso fue que quien realizó la primera visita fue mi marido y no yo, pero nuestra relación si no con el pueblo si con la Virgen del Rosario había sido varios años atrás, puedo decir que cuando estaba estudiando la carrera e incluso si  me retrotraigo, debo de hablar de unos años antes, por lo tanto ya puedo decir que ha llovido aunque últimamente se está haciendo de rogar esa lluvia en nuestra sierra.

     Por mi formación académica (que no viene al caso que ahora saque, pues quien lo sabe, lo sabe y quien no, lo puede preguntar en privado), siempre he sido muy curiosa y además no creo en ciertas casualidades de la vida, hay un camino marcado para cada persona que algunos llamaran Karma, otros el camino amarillo del mago de Oz o el destino. 

      Desde los 6 años he vivido muy próxima a la Iglesia de la Patrona de Cádiz que como muchos sabéis es la Virgen del Rosario, pero pese a su proximidad y sin menospreciar tan magnifica talla, siempre me ha gustado la oculta imagen, en su pequeña capilla, la llamada Galeona, viajera incansable y sufridora de muchos avatares a lo largo de su existencia. (En la imagen, restos que quedaron de la Galeona después de su quema en 1931)

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    Tuve la magnifica fortuna de poder tenerla en mis manos y ver tras la restauración de su capilla por el amigo y arquitecto Manuel Fernandez Pujol, como en su interior se ve el tronco de los restos de la anterior Galeona. También hemos estado  a punto de visitar, y no tardaremos mucho, el lugar que acoge a otra antigua Galeona, quemada durante el asalto del duque de Essex a la ciudad de Cádiz en 1596 y cuya talla original bastante afectada aunque restaurada, se encuentra en el Colegio de los Ingleses de la ciudad de Valladolid, en desagravio por el daño infringido a la talla,  y que fue solicitada por los miembros de este centro y en esa sede lleva allí  ya muchos siglos, aunque ya la conoceremos con el nombre de La Vulnerata. 

      Según cuenta la historia, las tropas inglesas arrastraron una imagen de la Virgen y el Niño Jesús desde la iglesia a la plaza del mercado y ahí la mutilaron. Partieron la imagen, dejando la cara de la Virgen acuchillada, quitándole parte de la boca y de la nariz y cortándole ambos brazos. Del Niño Jesús no quedó más que una parte de sus pequeños pies en el regazo de su Madre.

La imagen mutilada recibió más veneración que nunca, y la Condesa de Santa Gadea, esposa del Adelantado Mayor de Castilla la puso en lugar de honor en su  capilla de Madrid. (Imagen de la Vulnerata, antes y después de su restauración)
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       Los estudiantes y profesores (católicos) del colegio de los ingleses de Valladolid pidieron a la Condesa el derecho de hacer reparación por el comportamiento de sus compatriotas protestantes que habían mutilado la imagen. Aunque de mala gana ella consintió por fin y trasladaron la imagen a Valladolid, instalándola con gran solemnidad en la capilla del Colegio en 1600.
      Así poco a poco mi relación con la Virgen del Rosario (Galeona) empieza a tomar cuerpo en mi vida. Conocí la historia de La Vulnerata porque tuve el gusto de ayudar en la maquetación del libro "El asalto Anglo-holandes a Cádiz en 1596 y su contexto internacional"del catedrático D. Manuel Bustos, amigo, profesor y director de mi tesina.
    Y digo que toma cuerpo porque en esas fechas conocí al que es hoy mi marido y fué gracias a su ayuda como localizamos el colegio de los ingleses de Valladolid, y el tiempo fue pasando y en 1998 nos casamos precisamente en la Iglesia de la Patrona en Cádiz, rodeados de amigos y familiares, donde se unieron dos sentires bajo los símbolos de la harina de Castilla en forma de pan y la sal gaditana. 
     A estas alturas de la narración muchos os estaréis preguntado que que relación tiene la Virgen del Rosario de Cádiz (entiéndase la Galeona) con la Virgen del Rosario de Villaluenga y ahí es donde viene otra de las curiosidades sacadas debido a mi innato interés por la Historia. Siempre que la miraba en mis primeras visitas le veía algo a la virgen conocido pero que se me escapaba de las manos y que llegado a un punto descubrí lo que era, ¡la patrona de Villaluenga era una Galeona de talla mas grande! (Imagen de la actual Galeona)

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      Cuenta la historia que la imagen de la Virgen del Rosario fue traída para un pueblo de la sierra, Ubrique o Villaluenga, ya que esta donación la hizo el Patrón de un Galeón de Cádiz. El termino de Villaluenga era muy rico en madera de quejigo, parte de ellos fueron cortados para la construcción de los galeones en Cádiz, ya que esta madera era especial para el aislamiento del agua.

Uno de estos Galeones hechos con madera de la sierra hizo un viaje por América y al partir se hizo una promesa el patrón, si regresaba sano y salvo al puerto de Cádiz donaría su talismán, que era una Imagen de la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz.


Tambien refiere la tradición lo que ocurrió a unos marineros con la Virgen del Rosario, de Villaluenga.



En una noche de tempestad se encomiendan fervorosamente a la Virgen del Rosario, prometiéndole ofrenda si los salvaba, entonces se le apareció la Virgen del Rosario, y al momento calmó el temporal.



Una vez salvos y en tierra, recorren diversos pueblos de la sierra de Cádiz, hasta que llegan a Villaluenga del Rosario y comprueban que la Virgen que ellos vieron entre la tempestad era la misma que estaba en la Iglesia. Los agradecidos marineros le regalaron por ofrenda una media luna de plata, que se conserva como apreciada reliquia. 

Este hecho fue corroborado por el sacristán que les comentó a los marineros que se había encontrado una mañana a la Virgen con el manto húmedo y unas almejas con arena en la peana.

Gloria Zapata contaba siempre las palabras del sacristán el día que encontró a la Virgen con el manto mojado, arrodillándose ante ella le dijo, ¿Dónde habrás estado esta noche?

Esta Virgen era de pequeña estatura, montada en un pedestal de madera rectangular, con unos agujeros en cada esquina, estos agujeros demostraban que había estado sujeta en el camarote del Galeón. Y así es la Galeona original, una virgen que está preparada para los avatares de un largo viaje en una flota de Indias y que debe de estar sujeta por la peana a la estructura del barco.

Como podéis leer de una forma resumida, pese a haber llegado hace unos 7 años a este rinconcito de la Sierra, de una forma u otra mi familia ha estado relacionada con la "Galeona de Tierra" como me gusta llamar en la intimidad a la Patrona de Villaluenga y ha sido Ana Moscoso y su pregón de este año el que me ha animado, de una forma sencilla, trasmitiros la experiencia propia y de mi familia con esta advocación mariana.

Un saludo, buen Shabat Shalom y que el Ion Kippur sea propicio para todos.


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